jueves, 12 de junio de 2014

ARTHUR GOLDEN: MEMORIAS DE UNA GEISHA.


Como ya estamos prácticamente en vacaciones, os voy a contar una historia muy bonita para que alguno de vosotros os animéis a leerla en tantos ratos como tenemos durante el verano. Memorias de una Geisha es una novela de Arthur Golden y, desde luego, está fenomenal.
Chiyo es una niña de una familia pobre de pescadores que vive en Yoroido, un pueblecito a las orillas del mar de Japón. Un día su madre cae gravemente enferma y tras años de sufrimientos y con los últimos días de su vida, su padre las vende a un prostíbulo para pagar su entierro. Su hermana, Satsu, sí cumple la edad para ir allí, pero Chiyo al tener solo nueve años la llevan a una Okiya, es decir, una casa de geishas del distrito de Gion en Kyoto, la cual está interesada en su rasgo poco común en su tierra, los ojos azules.
Ya en Gion irá a la escuela con su compañera “Calabaza” para convertirse en geiko, una aprendiz de geisha. En la okiya viven Mamita, la jefa, la tía de su hermana, la abuela, su madre, Calabaza, su amiga, Chiyo y Hatsumono, la geisha que trabaja.
Nada más llegar, Hatsumono le tiene mucha envidia a Chiyo y hace lo imposible por hacer que no sea geisha. Un día, estando Hatsumono borracha, obliga a Chiyo a robar un kimono a Mameha, una de las geishas más famosas de todo Gion.
Chiyo, harta de los desprecios por parte de Hatsumono, busca a su hermana y planean escaparse; en ese intento cae del tejado y la encuentran perdiendo todas las esperanzas por ser geisha. Después de que esto ocurra, un día estaba llorando en un puente y el presidente de una gran compañía la consuela y ella se enamora.
Días más tarde reciben una visita inesperada, la gran geisha Mameha se interesa por Chiyo; ella se compromete a ser su hermana mayor y a enseñarle las nobles artes de las geishas, como la danza, el baile, la música…
Cuando llega el momento de su debut como geiko, Sayuri, que ese es el nombre artístico de Chiyo, empieza a buscar contactos para el día que se convierta en Geisha.
Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, el ocio es prohibido y con ellos las geishas, por eso Chiyo emigra al campo a una fábrica de telas. Pasada la guerra y el país tomado por los estadounidenses, Chiyo vuelve a la ciudad donde el presidente se convierte en su danna, es decir, su amante, lo que ella siempre soñó.
Sayuri abandona su profesión como geisha, estableciéndose en Nueva York y creando una casa de té para empresarios japoneses allí.
Estoy seguro de que esta historia os encantará, además, os acercará a la cultura oriental, la japonesa.

Juan Carlos Cantarero Martín, 2º de ESO, grupo I

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